viernes, 9 de abril de 2010

Un poco de historia...

Fueron dos franceses, Maurice Goudard y Marcel Mennesson, quienes en 1941 tuvieron la ocurrencia de instalar sobre la rueda delantera de una bicicleta un pequeño motor de dos tiempos de 45 cc., dando como resultado el Velosolex.

Sin embargo, no será hasta 1946 cuando este curioso vehículo se pone a disposición del público. De 25 kilogramos de peso, un depósito de un litro de capacidad, y menos de un caballo de potencia, la Velosolex podía recorrer 100 kilómetros a una velocidad aproximada de 30 kilómetros por hora.

En una época en la que las economías europeas padecían los efectos de la Segunda Guerra Mundial, los ciudadanos de los diferentes países del continente sienten la necesidad de un medio de transporte económico y con los mínimos gastos de mantenimiento. Es por ello que los propietarios de Solex equipan su velomotor con lo estrictamente necesario. Los frenos, el delantero de patín sobre llanta y el trasero de tambor, y un pequeño faro en la parte delantera eran todos los lujos de que disponía la original creación. Un vehículo muy popular Tradicionalmente pintado en negro, su precio rondaba as 142 pesetas de la época. Tras sufrir distinas modificaciones, en la década de los cuarenta ya alcanza los 28 kilómetros por hora, y son varias las comodidades que se van añadiendo gracias al ingenio de los propietarios. Timbre avisador, portamaletas, caja para herramientas... e incluso un departamento para transportar la lata de Solexine, un carburante creado especialmente para este vehículo, comercializado por BP desde 1947, y del que se vendieron seis millones de litros en cinco años. Sin duda, el éxito del Velosolex fue arrollador.

Entre 1941 y 1981, se comercializaron más de cinco millones de unidades en todos los rincones del planeta.

A lo largo de su pequeña historia, distintos modelos vieron a la luz: primero el 1.100, el 1.700 y un mejorado 3.800 son las tres variantes que salen al mercado.
Pero la aparición de los ciclomotores y su rápida expansión en la década de los ochenta son la causa de que en 1988 salgan de fábrica las últimas cien unidades de Velosolex. Tras 13 años en el olvido, en 1995 el Velosolex renace en el continente europeo. La nueva fábrica, esta vez con sede única en Hungría, produce el modelo S-3.800, que permanece intacto en lo básico, pero con ciertas mejoras en sus componentes y un aumento de sus prestaciones. Con un peso algo superior al original (28,6 kilogramos) y un motor de 49,9 cc., permite alcanzar una velocidad de 35 kilómetros por hora con sus ya tradicionales 0,8 caballos de potencia.

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